- La utilización del cuerpo, mayoritariamente femenino, como reclamo de la atención de los lectores. Muchos anuncios publicitarios usan la imagen del cuerpo humano para captar la atención de los lectores y atraer su mirada hacia la marca, para que, de manera inconsciente, la registre y memorice. Este uso llega hasta el punto de que, en algunos casos, ni tan siquiera aparece el producto que se está anunciando. Y es especialmente evidente en aquellos anuncios de productos con los que el cuerpo no tiene ninguna relación o en los que se plasman imágenes que muestran unas zonas corporales concretas, con ciertas connotaciones.
- La asociación del éxito sexual con el uso del producto anunciado, mediante imágenes o mensajes insinuantes, y, a veces, tremendamente explícitos.
- La utilización de la imagen de famosos para aumentar la venta de un producto, que muchas veces no tiene nada que ver con el personaje que lo anuncia.
- El análisis del prototipo corporal que la publicidad nos vende. En el caso de las mujeres la publicidad quiere hacernos creer que el éxito, a todos los niveles, se asocia con un cuerpo delgado, sin curvas y, a veces, hasta demacrado. Sin embargo, la imagen que se nos ofrece del hombre triunfador es aquel de cuerpo musculado y vigoroso.